¿Qué son los Tratados?
La característica fundamental de aquellas obras que yo denomino los Tratados consiste en la comunión de una estructura abstracta, de tendencia geométrica, con un texto que encierra una reflexión. Lo interesante, desde mi punto de vista, es la relación que se genera entre la reflexión y la imagen. Estas composiciones no se entenderían sin la participación del texto. Todos los Tratados se caracterizan por coordinar imagen y palabra. La imagen ilustra lo que el texto nos explica y la composición nos ayuda a comprender el texto.
En todos los Tratados veremos una gran cantidad de formas que conviven alrededor de un círculo central. Esto tiene equiparaciones filosóficas que he decidido manifestar en este lenguaje debido a las posibilidades que me ofrece. Los Tratados son construcciones en lenguaje abstracto sobre el problema metafísico de la relación existente entre un elemento con el Absoluto. Intentan ser mapas sobre las relaciones que se dan entre estos dos polos.
Respecto al proceso de trabajo creo que conviene apuntar que el hecho de empezar a trabajar un Tratado viene determinado por la redacción del texto, de la inspiración filosófica que hallamos en él. Una vez redactado el texto empiezo a diseñar la estructura visual de la idea, en este momento se inicia el diálogo formal entre el mensaje y la forma.
El 2do y el 3er Tratado siguen las directrices propuestas por el 1er Tratado, en todos ellos encontraremos una arquitectura geométrica concebida como un espacio abstracto donde se puede leer un texto escrito especialmente para la composición en la que se halla. Estas reflexiones orbitan siempre alrededor del artista y su obra, son reflexiones personales que contienen valores, advertencias y máximas que tienen la función de recordar y poner de manifiesto lo que significa para mí el ámbito de la creación artística.
De todos modos, tanto el 2do como el 3er Tratado también son rupturistas, en estos últimos no aparecen elementos referenciales como en el 1er Tratado. En los dos últimos he excluido cualquier elemento de este tipo, no por tener el capricho de exterminar todo elemento figurativo o referencial, sino porque en estas composiciones sencillamente no tenían el hábitat adecuado. Las composiciones abstractas funcionaban perfectamente en este lenguaje delimitado y ha sido innecesario apoyarlas en elementos referenciales. De hecho, estoy convencido que muy pronto, en un futuro Tratado tal vez se dé la oportunidad de vincular elementos figurativos nuevamente, difuminando así la segregación actual entre el lenguaje figurativo y simbólico por un lado y el geométrico y abstracto por el otro.