Sobre el Arte Orgánico
Durante muchos años he considerado que mi obra era una obra ‘orgánica’. El período creativo que abarca desde el año 2003 al 2005 se enmarca de lleno dentro de este planteamiento.
¿Pero qué entiendo por obra orgánica exactamente y que relación tiene con el desarrollo posterior que propone la Transfiguración?
El Arte Orgánico siempre se ha guiado por la voluntad de crear ‘obras totales’, obras enciclopédicas que son un mundo en si mismas, con sus propias lógicas y estructuras que dan forma al contenido que las anima. El Arte Orgánico promueve la visión de un cosmos diverso pero integrador, donde los complementarios habitan un espacio común y se atribuyen sentido mutuamente. El espectador debe sentirse atraído de forma inevitable hacia esta exótica ventana.
Existía la intención de incluir una gran variedad de formas, criaturas y elementos para poner en relieve las afinidades y las diferencias que hay entre ellos. De algún modo la obra se entiende como un mundo, donde hallamos justamente toda una relación entre caracteres que me interesa contraponer. El artista crea un mundo dirigido a un hipotético espectador que deberá observar atentamente la obra si la quiere disfrutar en toda su magnitud.
Esta apuesta hizo necesaria la creación de ritmos compositivos, de estructuras compositivas que facilitaran la agrupación de los distintos elementos y para que ayudaran también a comprender visualmente la imagen. Creo que es importante destacar el papel que tiene la música en este planteamiento. Si bien formalmente las diferencias son insalvables creo que la idea de ritmo, así como la de los ‘silencios’ son perfectamente extrapolables a la pintura. Porque no sólo se pueden adaptar estructuras o figuras musicales a la pintura sino que encima funcionan, permiten organizar correctamente las obras. Además, y esto lo he agradecido muchas veces, la música puede aportar soluciones, herramientas para resolver composiciones que a veces no hay manera de tirar adelante.
Los principios del Arte Orgánico también son extensibles a las composiciones abstractas. De hecho, toda la teoría referente al ‘organicismo’ no se decanta en absoluto hacia la figuración, sus principios son aplicables a los diferentes lenguajes plásticos. Es más, en el arte abstracto se puede disfrutar de una pureza formal liberada de las confusiones que a veces encontramos en la referencialidad, aunque en todos y cada uno de los lenguajes tenemos la oportunidad de manifestar las inmensas posibilidades que ofrece el Arte Orgánico.
Visto en perspectiva se hace evidente que el concepto de organicismo ha mutado, ha evolucionado hacia el concepto de la Transfiguración de modo progresivo y natural. Fue gracias y a través del Arte Orgánico que maduró el concepto de la Transfiguración. De alguna manera la Transfiguración incluye los principios del Arte Orgánico y los sublima.
Si en las obras orgánicas se podían incluir elementos gratuitos, contingentes o intercambiables esto se debía a que las obras funcionaban a nivel compositivo pero puede que aún no lo hicieran a nivel conceptual. Ahora bien, con la Transfiguración toda obra se articulará primordialmente a nivel conceptual -la aportación de sentido a la obra- y sólo después se desarrollará la composición a través de la cual se refleja dicho concepto, idea o sentido.
Es evidente que con el Arte Orgánico gocé de una libertad creativa mayúscula que ha ido disminuyendo a medida que la Transfiguración ha ido cogiendo fuerza. A veces tengo la impresión de que la Transfiguración no es más que el mismo Arte Orgánico que reclama mayor conciencia sobre todos los elementos que conforman las diferentes composiciones, y esto dificulta y ralentiza todas y cada una de las etapas en el desarrollo de las obras.